El cáncer ocurre por un descontrol en el crecimiento normal de las células. En los tejidos normales, el crecimiento de células nuevas y la muerte de células viejas se mantienen en balance. Sin embargo, ante la presencia de una enfermedad oncológica, éste se altera. El cambio puede ser el resultado del crecimiento descontrolado de células o la incapacidad de autodestruirse normalmente.

Tumores malignos y benignos

Los tumores se clasifican en benignos y malignos, lo cual depende de si se diseminan, lo que puede ocurrir por invasión o por metástasis. Los tumores benignos sólo crecen localmente, en tanto los malignos, son tumores que se pueden diseminar por invasión y por metástasis.

Por qué el cáncer puede ser peligroso

Un cáncer es un problema más serio cuando las células se diseminan a otras partes distantes del cuerpo produciéndose metástasis. Por ejemplo, un melanoma (un cáncer de células pigmentadas) que se presenta en la piel, puede tener células que entran a órganos distantes como el hígado o el cerebro.

La detección y diagnóstico del cáncer

El detectar el cáncer en su etapa temprana, en algunos casos, puede reducir el riesgo de la persona muera por esta enfermedad. Cuando se estudia, a través de exámenes, el médico determina de qué clase es y qué tan rápido es su crecimiento. A través de ellos, también determinará si las células cancerosas han invadido los tejidos saludables cercanos o si se han diseminado a otras partes del cuerpo.

Posibles causas

Los hábitos de vida son fundamentales a la hora de desarrollar determinadas enfermedades como la obesidad, las enfermedades cardiacas y el cáncer.

Algunos tipos de cáncer se producen por cosas que la gente hace:
Fumar aumenta las probabilidades de desarrollar cáncer de pulmón, boca, esófago...
El consumo excesivo de alcohol también aumenta la probabilidad de que se produzca un cáncer de hígado, estómago…

El 75-80% de los cánceres se deben a la acción de agentes externos que actúan sobre el organismo, causando alteraciones en las células. Por el hecho de ser externos, son modificables. La persona puede modificar sus hábitos, impidiendo que el organismo entre en contacto con estos agentes, como por ejemplo, evitando el consumo de tabaco, reduciendo las dosis de alcohol, haciendo ejercicio…

En el otro 20-25% de los casos, no se conocen con exactitud los mecanismos por los que se produce y desarrolla el cáncer. Se piensa que puede ser debido a mutaciones espontáneas de los genes o por la acción de algún factor externo que aún no se ha identificado. Actualmente es uno de los principales temas de investigación.

A los agentes externos se les denomina factores de riesgo o agentes carcinógenos. Son las sustancias que, en contacto con un organismo, son capaces de generar en él enfermedades cancerosas. Su naturaleza es variada, habiéndose encontrado factores físicos, químicos y biológicos.

En algunos casos, muy pocos (5-7%), las personas presentan una predisposición genética al desarrollo de ciertos cánceres. Esto ocurre porque se heredan genes ya alterados. El resultado es que en estas personas la probabilidad de padecer cáncer aumenta y el tiempo necesario para su aparición es menor que cuando no existe esta predisposición.

La mayoría de los carcinógenos químicos están relacionados con actividades industriales, por lo que gran parte de los cánceres producidos por ellos se dan en los países desarrollados. De los 7 millones de compuestos químicos conocidos, en unos 2.000 se ha descrito algún tipo de actividad carcinogénica y muy pocos están en contacto directa o indirectamente con el ser humano. Además, independientemente de su composición, la capacidad de una sustancia para producir cáncer va a depender de la cantidad de dosis recibida y del tiempo de exposición a la sustancia. El amianto, arsénico, benceno, cadmio, mercurio, níquel, plomo, hidrocarburos clorados, naftilamina, son algunos de los agentes con actividad carcinogénica más usuales.

Entre los agentes físicos destacan las radiaciones ionizantes (rayos X), las radiaciones no ionizantes (rayos ultravioleta del sol) y las radiaciones que emite la propia corteza terrestre (radón). Otra fuente de agentes físicos cancerígenos es la provocada por accidentes nucleares como es el caso de las fugas producidas en centrales nucleares.

En los últimos años los agentes biológicos están tomando cada vez más protagonismo en la carcinogénesis humana. Hoy día sabemos que el 18% de los cánceres son atribuibles a infecciones persistentes provocadas por virus, bacterias o parásitos, entre los que destacan el virus del papiloma humano (cáncer de cuello uterino), el virus de la hepatitis B (cáncer de hígado) y el Helicobacter pylori (cáncer de estómago).

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